Los hombres y mujeres
se hicieron verdaderamente humanos cuando empezaron a celebrar la vida y a
conservar la memoria. Cuando entendieron que vivir era ir más allá de buscar
comida y abrigo y cuando comprendieron que se hacían mejores personas si
celebraban lo bueno de la existencia y compartían la memoria.
Es entonces cuando nace
la necesidad de narrar y con ella el arte de representar. Un arte que tiene el
don especial e irreductible de la presencia humana. Ese don está en el teatro y
hace que unas personas arriesguen su vida narrando con su cuerpo y con su voz
ante otras para desentrañar los misterios de la existencia humana.
Algunos humanos, sobre
todo los de profesión financieros y banqueros del mundo, es decir los nuevos
mercaderes, quisieran que volviéramos atrás y que la humanidad tuviera que
verse obligada a pensar tan solo en la sobrevivencia.
Para eso endeudan a los
países y los obligan a tomar medidas represivas contra sus pueblos. Y esto no
es ajeno al teatro, ya que nosotros y nosotras hemos dedicado la existencia a
exigir el tiempo y el espacio para la creación como un derecho humano
inalienable. Y ese derecho hoy por hoy disminuye y se reemplaza por la
banalidad. Pues no lo lograrán, o por lo menos no del todo, gracias entre otras
cosas, al teatro que le permite al mundo y al país reflejar lo que somos, lo
que queremos ser, lo que amamos y también lo que repudiamos…
Nosotros, los hombres y
mujeres del teatro colombiano, sabemos que es posible hablar de lo que nos
duele y de lo que nos alegra y que también se puede, como en la escena,
entender los conflictos.
Lo sabemos porque hemos
conformado grupos y públicos, hemos sabido convivir entre diferentes y hemos
tramitado las divergencias en la creación, un lugar sagrado y misterioso que
permite recrear la vida y por lo tanto contribuir a transformarla.
En este Día
Internacional del Teatro 2012, llamamos al mundo del teatro, a los actores y
actrices de Colombia a que no abandonen el barco de la creación. Es el único
lugar donde no se naufraga. Por supuesto que no es fácil permanecer en él
porque es un lugar de riesgo, pero de gran satisfacción porque es el lugar,
desde donde nos podemos reír, incluso, de las pasajeras pompas del poder.
En este día llamamos
también a los gobernantes y funcionarios del Estado para que vuelvan a colocar
la palabra cultura en sus discursos, pero sobretodo en su pensamiento, y para
que entiendan que una democracia es imposible si no tienen artistas de
dedicación sistemática y artistas populares que sean capaces de criticarla sin
que tengan que pagar con la exclusión por ello.
A pesar de todo,
algunos nos hemos mantenido en el barco de la creación y hoy, traemos este
mensaje para nuestro día:
El teatro es un arte
que es capaz de representar lo que la sociedad tiene oculto. Permítanos
hacerlo porque es una necesidad social demostrar, como lo estamos haciendo con
muchos otros y otras, que otro mundo mejor es posible.
SANTIAGO GARCÍA
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